miércoles, 25 de abril de 2012

El verdadero IT

 John Wayne Gacy nació en Chicago, Illinois, fue el único varón y el segundo de tres hijos nacidos de John Samuel Gacy y de Marion Elaine.

Cuando era niño era obeso, estaba muy unido a sus dos hermanas y a su madre. No así a su padre que era un borracho agresivo que abusaba físicamente de la familia, y siempre le pegaba a “Johnny” con un cinturón de cuero. A pesar de eso, a lo largo de su infancia y adolescencia, Gacy se esforzaba por hacer sentir orgulloso a su padre, pero el viejo Gacy le hacía el vacío, a menudo le llamaba "marica", "estúpido" y "niño de mamá". A los 9, un amigo de la familia abusó sexualmente de él. Cuando tenía 11 se golpeó en la frente con una hamaca, y como consecuencia se le formó un coagulo en el cerebro que pasó desapercibido hasta que tuvo 16, cuando comenzó a sufrir desmayos. Su padre, siempre tan simpático, sospechó que esos episodios eran un esfuerzo por ganarse su simpatía y lo acusó de estar fingiendo.

Todo esto, obviamente iba a ser mella en el almita quebrada de Juancito. Pero a pesar de tener todo en contra, se graduó en la universidad y obtuvo un puesto directivo en la Compañía de Zapatos Nunn-Bush. En 1964, Gacy se mudó a Springfield, Illinois, para trabajar como vendedor. Allí conoció a Marlynn Myers, y se casaron en septiembre.

Según un estudio del profesor de sociología de la Universidad de Alabama, Dennis L. Peck, "John Wayne contrajo nupcias en 1964, y debido a sus problemas sexuales muy rara vez conseguía una erección, y en una ocasión que la consiguió, engendro a su hija. Aquel año también tuvo su primera experiencia homosexual". Se mudó a Waterloo, Iowa, donde fue gerente de un restaurante de la cadena Kentucky Fried Chicken, perteneciente a la familia de su esposa.

El primer matrimonio de Gacy terminó, en 1968, luego de ser declarado culpable por abuso sexual a menores. El, respecto a esto, siempre afirmó que fue un complot en su contra. Fue sentenciado a 10 años de prisión por este crimen, pero luego de 18 meses y debido a su buen comportamiento, salió en libertad condicional el 18 de junio de 1970. Si, allá también la justicia hace esas cosas. Después de abandonar la cárcel, se mudó nuevamente a Illinois, donde ocultó su registro criminal con éxito.

En 1971, compró una casa en Norwood Park Township. Allí estableció su propio negocio dedicado a la construcción, PDM Contracting.

Gacy se casó por segunda vez con una mujer que había conocido en la secundaria y ella, junto a sus dos hijas, se mudó junto a él. Se convirtió en un importante y respetado miembro de la comunidad.

Pero, otra vez sucedería lo inevitable. Su esposa se divorció de él a mediados del año 1976.

Una noche, un joven de 28 años llamado Rignall decidió salir a tomar unas copas en alguno de los bares del New Town de Chicago. Mientras paseaba, ya de noche, un coche le cortó el paso. Un hombre de mediana edad y peso excesivo se ofreció para llevarle a la zona de bares más famosa del lugar. Osado, despreocupado, acostumbrado a viajar haciendo auto stop y, sobre todo, harto de pasar frío, aceptó la invitación sin sospechar que aquel hombre, en un descuido, le iba a atacar desde el asiento del conductor y a taparle la nariz violentamente con un pañuelo impregnado de cloroformo.

Lo siguiente que el muchacho vio fue la imagen de su nuevo colega desnudo frente a él, exhibiendo una colección de objetos de tortura sexual y describiendo con exactitud cómo funcionaban y cuánto daño podrían llegar a producir. Rignall pasó toda la noche, primero arrepintiéndose de haber aceptado la invitación y después aprendiendo sobre sus propias carnes mancilladas una y otra vez la dolorosa teoría que su secuestrador iba explicando. A la mañana siguiente, el joven torturado despertaba bajo una estatua del Lincoln Park de Chicago, completamente vestido, lleno de heridas, con el hígado destrozado para siempre por el cloroformo, traumatizado… pero vivo. Tenía el triste honor de ser una de las pocas víctimas que escaparon a la muerte después de haber pernoctado en el salón de torturas de John Wayne Gacy.

De todas forma, ninguna sospecha recayó en Gacy. La vida social del hombre que los fines de semana se vestía de payaso para entretener a los niños enfermos en varios hospitales subía como la espuma. Las fiestas que organizaba, llegaron a congregar en su casa a más de trescientas personas. Todas regresaron a sus domicilios comentando dos cosas: lo agradable que era aquel ciudadano regordete, bonachón y trabajador y lo mal que olía su jardín. Porque era el comentario del barrio que un terrible hedor fluía por las calles cercanas a la casa de Gacy. Él aseguraba que el olor se filtraba desde un vertedero cercano y siempre estaba posponiendo una supuesta visita al ayuntamiento para tratar de arreglar el problema.

Ningún vecino supo reconocer el tufo de los restos humanos, por eso, ninguno llegó a sospechar el acontecimiento que estaba a punto de sacudir la armoniosa vida de Summerdale Avenue.

En diciembre de 1978, la madre del joven de 15 años Robert Piest empezó a impacientarse al ver que no regresaba del trabajo. El chico se ganaba un dinero extra ayudando en una farmacia, y estaba a punto de entrevistarse con un tal Gacy que le había ofrecido mejorar su situación si trabajaba como albañil para él. La desaparición de Robert fue puesta en conocimiento del teniente Kozenczak del departamento de policía de Des Plaines. Entre sus pesquisas, el agente hizo una llamada a Gacy, ya que su nombre aparecía entre los papeles del chico. Por supuesto, el ciudadano Gacy no acudió a la cita (se excusó diciendo que estaba enfermo), pero se presentó voluntariamente en la comisaría al día siguiente. Para entonces, el teniente se había encargado de estudiar el historial penal de aquel hombre. Aunque Gacy negó cualquier relación con Piest, la policía logró una orden de registro de su domicilio en la que se incautó el más completo arsenal de instrumentos de tortura jamás visto en la región. Pocos días hicieron falta para lograr que Gacy confesara y entregara a la policía un detallado plano del jardín de su casa, en el que había marcado los lugares donde yacían 28 los 33 cadáveres. En su declaración final, la vida del payaso asesino pareció sacada de una película de terror. Durante el juicio, Gacy aseguró que existían “cuatro John: el contratista, el payaso, el vecino y el asesino y constantemente respondía con las palabras de uno y de otro”. También declaró haber asesinado por primera vez en enero de 1972, cuando al clavar el cuchillo en el cuerpo de un joven y ver como la sangre brotaba del cuerpo, sintió una sensación de excitación, y esto comenzó a gustarle. También confesó que otras cinco víctimas habían sido arrojadas al río Des Plaines. El individuo más joven tenía solo 9 años y el mayor tenía cerca de 20. Ocho de las víctimas estaban tan descompuestas que nunca fueron identificadas.



El 6 de febrero de 1980 comenzó el juicio a Gacy en Chicago. Durante el juicio, se declaró no-culpable, alegando problemas en la cabecita. Sin embargo, su testimonio fue rotundamente rechazado, ya que se le realizaron estudios de orden mental, dando resultados negativos. Su abogado argumentó que John tenía lapsos de locura temporal en el momento de cada asesinato, pero antes y después, recobraba la normalidad para atraer y disponer de las víctimas.

En un momento del juicio, la defensa de Gacy intentó afirmar que los 33 asesinatos fueron muertes accidentales como parte de una asfixia erótica, pero el forense del condado de Cook demostró con evidencia que estas afirmaciones eran imposibles. Además, Gacy ya había confesado a la policía.

John Wayne Gacy fue hallado culpable el 13 de marzo y fue sentenciado a la pena de muerte. Fue ejecutado el 10 de mayo de 1994 en la penitenciaría Stateville en Chester, Illinois, por medio de una inyección letal. Su última cena fue: camarones, pollo frito, patatas fritas y fresas.

Sus últimas palabras antes de morir fueron: "Bésenme el culo" (sabias palabras, yo diría algo parecido), las cuales se las dijo a un guardia mientras era enviado a la cámara de ejecución.

Después de la inyección letal, el cerebro de Gacy fue extraído. Actualmente es propiedad de la Dra. Helen Morrison, quien entrevistó a John y a otros asesinos seriales en un intento por aislar los rasgos comunes en su personalidad. Los resultados revelaron que no había anormalidades. Los especialistas afirmaron que John no encajaba en ningún perfil psicológico propio de los asesinos en serie y que probablemente la razón de sus actos no se sabrá jamás. Durante el juicio, la Dra. Morrison apareció como testigo psiquiátrico y declaró que Gacy tenía "el maquillaje emocional de un infante" (Que vaya uno a saber que significa).

Durante los 14 años que pasó en prisión, Gacy solía pintar con óleo. Su tema favorito eran los payasos. Dijo que usaba su acto de payaso como álter ego. Sus pinturas incluyen imágenes de Blancanieves y del asesino en serie Jeffrey Dahmer (quien es un buen tema para otro post).

Muchas de las pinturas de Gacy fueron vendidas en una subasta luego de su muerte. Una de sus obras más famosas es la que aparece el cantante punk GG Allin, quien solía visitar a Gacy en prisión y con quien mantenía correspondencia hasta que falleció el 28 de junio de 1993. La pintura ahora es del hermano y bajista de Allin, Merle Allin. Una reproducción de la imagen en blanco y negro puede ser vista en la portada de la banda sonora del documental de GG Allin, Hated: GG Allin and the murder junkies.

Sus pinturas también han sido usadas como adorno del álbum de Acid Bath, When the kite string pops. Gacy hizo pinturas para el artista, músico y actor Glen Meadmore, con quien también mantuvo correspondencia por un tiempo. Un retrato de Meadmore, pintado por Gacy, aparece en la portada de su disco Hot, horny and born again.
Otra pintura de John Gacy pertenece a Dani Filth, de la banda metal Cradle of Filth. El cineasta John Waters también posee un cuadro de Gacy que, según él, está colgado en la habitación de huéspedes de su casa, "para que las visitas no se queden demasiado tiempo".En 1998, mientras se realizaban reparaciones en el estacionamiento trasero de la casa de la madre de Gacy, las autoridades encontraron restos de, al menos, cuatro personas más.
Quien fuera el abogado de Gacy durante el juicio, Sam Amirante, escribió un libro llamado “John Wayne Gacy: La defensa de un monstruo” en el que revela detalles de su defendido. Cuando se le preguntó si pensaba que Gacy hubiera asesinado nuevamente si su caso hubiese sido desestimado, Amirante no dudó: "Me dijo que iba a poner un segundo piso en su casa porque se quedó sin espacio para los cadáveres", le respondió el abogado. "Él no quería recorrer el camino por Joliet al río Des Plaines de nuevo para deshacerse de los cuerpos. Era capaz de hacerlo cómodamente entre los pisos de su casa", añadió el Abogado.
Amirante aún tiene los trajes de colores brillantes que Gacy vistió en la corte, su biblia y un retrato que Gacy le hizo.
Investigadores del caso dijeron al Chicago Tribune, en entrevistas realizadas en 1978, que Gacy usaba su experiencia como payaso para engañar a sus víctimas y asesinarlas. “Déjame enseñarte este truco, para librarte de las esposas” les decía y después, “ahora déjame enseñarte este otro truco”, y se ponía detrás de su víctima y la estrangulaba con una soga. En otras instancias, Gacy usaba una tabla de madera para apretar el cuello de sus víctimas hasta estrangularlas.
Si les gustó la historia de este loquito y quieren verla en pantalla; el actor Brian Dennehey interpreta a Gacy en la cinta ‘To Catch a Killer’. Y la pueden bajar, en caso de que sean unos ladrones sin corazón, desde acá.
Bueno, me voy a disfrazar de payaso y a regalar globos en el parque; “TODOOOOOS FLOOOOTAN”.
Fuentes:
http://www.asesinos-en-serie.com
http://es.wikipedia.org
http://www.vivelohoy.com
http://www.mundoparapsicologico.com/

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