Vuelvo a escribir, o mas o menos.
No prometo la constancia de la última vez pero al menos acá estoy.
Desde que tengo la tablet, casi que no leo libros de papel. Me parece más comodo, no tengo que andar luchando con páginas pegadas o andar usando un señalador. Además son gratis son más baratos.
En estas lecturas hay muchas veces que algún párrafo me llama la atención o me gusta particularmente. Utilizando las herramientas que nos da la tecnología, marco dicho texto y lo copio y lo dejo ahí a la espera de algo.
No leo muuuuuuuucho. Pero intento no perder la costumbre.
Así que a continuación y a modo de regreso lento a mi blog, les dejo párrafos que he marcado hasta ahora y alguna razón para haberlo hecho.
El nombre de la rosa (Umberto Eco)
Cuando el Papa tuvo noticia de los hechos escribió lo siguiente al rey
de Francia, Felipe: «Han llegado hasta nosotros noticias muy gratas, que
nos llenan de gozo y de júbilo, porque, después de muchos peligros,
fatigas, estragos y de repetidas incursiones, ese demonio pestífero,
hijo de Belcebú y horrendísimo heresiarca, Dulcino, se encuentra
finalmente preso, junto con sus secuaces, en nuestras cárceles, por obra
de nuestro venerable hermano Raniero, obispo de Vercelli, habiendo sido
capturado el día de la santa cena del Señor, y matada ese mismo día la
numerosa gente que con él estaba.» El Papa no tuvo piedad con los
prisioneros, y ordenó al obispo que los condenara a muerte.
Me llamó la atención el odio del Papa hacia ese tal Dulcino. Era la época de La Inquisición, estaban cebados los muchachos de La Iglesia.
Farenheit 451 (Ray Bradbury)
—¡Siéntate! —gritó Montag. Ella se apartó de un salto, con las manos
vacías—. ¡Estamos hablando! Beatty prosiguió como si nada hubiese
ocurrido. —Te gustan los bolos, ¿verdad, Montag? —Los bolos, sí. —¿Y el
golf? —El golf es un juego magnífico. —¿Baloncesto? —Un juego magnífico.
—¿Billar? ¿Fútbol? —Todos son excelentes.
—Más deportes para todos, espíritu de grupo, diversión, y no hay
necesidad de pensar, ¿eh? Organiza y superorganiza superdeporte. Más
chistes en los libros. Más ilustraciones. La mente absorbe menos Y
menos. Impaciencia. Autopistas llenas de multitudes que van a algún
sitio, a algún sitio, a algún sitio, a ningún sitio. El refugio de la
gasolina. Las ciudades se convierten en moteles, la gente siente
impulsos nómadas y va de un sitio para otro, siguiendo las mareas,
viviendo una noche en la habitación donde otro ha dormido durante el día
y el de más allá la noche anterior.
Estupidización, se me hace tan familiar en nuestra realidad de hoy. "Mas deportes para todos" asusta un poquito.
Farenheit 451 (Ray Bradbury)
No hubo ningún dictado, ni declaración, ni censura, no. La
tecnología, la explotación de las masas y la presión de las minorías
produjo el fenómeno, a Dios gracias. En la actualidad, gracias a todo
ello, uno puede ser feliz continuamente, se le permite leer historietas
ilustradas o periódicos profesionales.
Atormentar después de las horas de clase? Desde luego que sí. Hemos
de ser todos iguales. No todos nacimos libres e iguales, como dice la
Constitución, sino todos hechos iguales. Cada hombre, la imagen de
cualquier otro. Entonces todo son felices, porque no pueden establecerse
diferencias ni comparaciones desfavorables. ¡Ea! Un libro es un arma
cargada en la casa de al lado. Quémalo. Quita el proyectil del arma.
Domina la mente del hombre. ¿Quién sabe cuál podría ser el objetivo del
hombre que leyese mucho?
Oda a la estupidización. El inteligente molesta. Oh!
El retrato de Dorian Gray (Oscar Wilde)
—¡Qué obsesión tienen las personas con la fidelidad! —exclamó lord
Henry—. Incluso el amor es simplemente una cuestión de fisiología. No
tiene nada que ver con la voluntad. Los jóvenes quieren ser fieles y no
lo son; los viejos quieren ser infieles y no pueden: eso es todo lo que
cabe decir.
Jaja! Esta me causó gracia. Un gran resumen de la vida en pareja y el paso del tiempo.
El retrato de Dorian Gray (Oscar Wilde)
A la izquierda de lord Henry se sentaba la señora Vandeleur, una de las
amigas más antiguas de su tía, santa entre las mujeres, pero tan
terriblemente poco atractiva que hacía pensar en un himnario mal
encuadernado. Afortunadamente para él, la señora Vandeleur tenía a su
otro lado a lord Faudel —una mediocridad muy inteligente, de más de
cuarenta años y calva tan rotunda como una declaración ministerial en la
Cámara de los Comunes—, con quien conversaba de esa manera tan
intensamente seria que es el único error imperdonable, como él mismo
había señalado en una ocasión, en el que caen todas las personas
realmente buenas y del que ninguna de ellas escapa por completo.
Gran descripción de mujeres feas comparándolas con cosas incomparables.
El retrato de Dorian Gray (Oscar Wilde)
—No te cases, Dorian. Los hombres se casan porque están cansados; las
mujeres, porque sienten curiosidad: unos y otras acaban decepcionados.
Un grande Oscar Wilde. La tiene clarísima.
El retrato de Dorian Gray (Oscar Wilde)
Sí —exclamó—; has matado mi amor. Eras un estímulo para mi imaginación.
Ahora ni siquiera despiertas mi curiosidad. No tienes ningún efecto
sobre mí. Te amaba porque eras maravillosa, porque tenías genio e
inteligencia, porque hacías reales los sueños de los grandes poetas y
dabas forma y contenido a las sombras del arte. Has tirado todo eso por
la ventana. Eres superficial y estúpida. ¡Cielo santo! ¡Qué loco estaba
al quererte! ¡Qué imbécil he sido! Ya no significas nada para mí. Nunca
volveré a verte. Nunca pensaré en ti. Nunca mencionaré tu nombre. No te
das cuenta de lo que representabas para mí. Pensarlo me resulta
intolerable. ¡Quisiera no haberte visto nunca! Has destruido la poesía
de mi vida. ¡Qué poco sabes del amor si dices que ahoga el arte! Sin el
arte no eres nada. Yo te hubiera hecho famosa, espléndida, deslumbrante.
El mundo te hubiera adorado, y habrías llevado mi nombre. Pero, ahora,
¿qué eres? Una actriz de tercera categoría con una cara bonita.
Del amor al odio en un ratito. Un tipo directo Dorian.
Bueno, eso es todo por ahora. Sigo leyendo "El retrato de Dorian Gray". Y para que esto esté completo tendría que haber fragmentos de "1984", "Un mundo feliz" y mi favorito, "Rebelión en la granja". Pero esos los leí de la forma clásica y no anoté fragmentos. Igualmente leanlos que valen la pena de principio al fin.