miércoles, 25 de abril de 2012

El verdadero IT

 John Wayne Gacy nació en Chicago, Illinois, fue el único varón y el segundo de tres hijos nacidos de John Samuel Gacy y de Marion Elaine.

Cuando era niño era obeso, estaba muy unido a sus dos hermanas y a su madre. No así a su padre que era un borracho agresivo que abusaba físicamente de la familia, y siempre le pegaba a “Johnny” con un cinturón de cuero. A pesar de eso, a lo largo de su infancia y adolescencia, Gacy se esforzaba por hacer sentir orgulloso a su padre, pero el viejo Gacy le hacía el vacío, a menudo le llamaba "marica", "estúpido" y "niño de mamá". A los 9, un amigo de la familia abusó sexualmente de él. Cuando tenía 11 se golpeó en la frente con una hamaca, y como consecuencia se le formó un coagulo en el cerebro que pasó desapercibido hasta que tuvo 16, cuando comenzó a sufrir desmayos. Su padre, siempre tan simpático, sospechó que esos episodios eran un esfuerzo por ganarse su simpatía y lo acusó de estar fingiendo.

Todo esto, obviamente iba a ser mella en el almita quebrada de Juancito. Pero a pesar de tener todo en contra, se graduó en la universidad y obtuvo un puesto directivo en la Compañía de Zapatos Nunn-Bush. En 1964, Gacy se mudó a Springfield, Illinois, para trabajar como vendedor. Allí conoció a Marlynn Myers, y se casaron en septiembre.

Según un estudio del profesor de sociología de la Universidad de Alabama, Dennis L. Peck, "John Wayne contrajo nupcias en 1964, y debido a sus problemas sexuales muy rara vez conseguía una erección, y en una ocasión que la consiguió, engendro a su hija. Aquel año también tuvo su primera experiencia homosexual". Se mudó a Waterloo, Iowa, donde fue gerente de un restaurante de la cadena Kentucky Fried Chicken, perteneciente a la familia de su esposa.

El primer matrimonio de Gacy terminó, en 1968, luego de ser declarado culpable por abuso sexual a menores. El, respecto a esto, siempre afirmó que fue un complot en su contra. Fue sentenciado a 10 años de prisión por este crimen, pero luego de 18 meses y debido a su buen comportamiento, salió en libertad condicional el 18 de junio de 1970. Si, allá también la justicia hace esas cosas. Después de abandonar la cárcel, se mudó nuevamente a Illinois, donde ocultó su registro criminal con éxito.

En 1971, compró una casa en Norwood Park Township. Allí estableció su propio negocio dedicado a la construcción, PDM Contracting.

Gacy se casó por segunda vez con una mujer que había conocido en la secundaria y ella, junto a sus dos hijas, se mudó junto a él. Se convirtió en un importante y respetado miembro de la comunidad.

Pero, otra vez sucedería lo inevitable. Su esposa se divorció de él a mediados del año 1976.

Una noche, un joven de 28 años llamado Rignall decidió salir a tomar unas copas en alguno de los bares del New Town de Chicago. Mientras paseaba, ya de noche, un coche le cortó el paso. Un hombre de mediana edad y peso excesivo se ofreció para llevarle a la zona de bares más famosa del lugar. Osado, despreocupado, acostumbrado a viajar haciendo auto stop y, sobre todo, harto de pasar frío, aceptó la invitación sin sospechar que aquel hombre, en un descuido, le iba a atacar desde el asiento del conductor y a taparle la nariz violentamente con un pañuelo impregnado de cloroformo.

Lo siguiente que el muchacho vio fue la imagen de su nuevo colega desnudo frente a él, exhibiendo una colección de objetos de tortura sexual y describiendo con exactitud cómo funcionaban y cuánto daño podrían llegar a producir. Rignall pasó toda la noche, primero arrepintiéndose de haber aceptado la invitación y después aprendiendo sobre sus propias carnes mancilladas una y otra vez la dolorosa teoría que su secuestrador iba explicando. A la mañana siguiente, el joven torturado despertaba bajo una estatua del Lincoln Park de Chicago, completamente vestido, lleno de heridas, con el hígado destrozado para siempre por el cloroformo, traumatizado… pero vivo. Tenía el triste honor de ser una de las pocas víctimas que escaparon a la muerte después de haber pernoctado en el salón de torturas de John Wayne Gacy.

De todas forma, ninguna sospecha recayó en Gacy. La vida social del hombre que los fines de semana se vestía de payaso para entretener a los niños enfermos en varios hospitales subía como la espuma. Las fiestas que organizaba, llegaron a congregar en su casa a más de trescientas personas. Todas regresaron a sus domicilios comentando dos cosas: lo agradable que era aquel ciudadano regordete, bonachón y trabajador y lo mal que olía su jardín. Porque era el comentario del barrio que un terrible hedor fluía por las calles cercanas a la casa de Gacy. Él aseguraba que el olor se filtraba desde un vertedero cercano y siempre estaba posponiendo una supuesta visita al ayuntamiento para tratar de arreglar el problema.

Ningún vecino supo reconocer el tufo de los restos humanos, por eso, ninguno llegó a sospechar el acontecimiento que estaba a punto de sacudir la armoniosa vida de Summerdale Avenue.

En diciembre de 1978, la madre del joven de 15 años Robert Piest empezó a impacientarse al ver que no regresaba del trabajo. El chico se ganaba un dinero extra ayudando en una farmacia, y estaba a punto de entrevistarse con un tal Gacy que le había ofrecido mejorar su situación si trabajaba como albañil para él. La desaparición de Robert fue puesta en conocimiento del teniente Kozenczak del departamento de policía de Des Plaines. Entre sus pesquisas, el agente hizo una llamada a Gacy, ya que su nombre aparecía entre los papeles del chico. Por supuesto, el ciudadano Gacy no acudió a la cita (se excusó diciendo que estaba enfermo), pero se presentó voluntariamente en la comisaría al día siguiente. Para entonces, el teniente se había encargado de estudiar el historial penal de aquel hombre. Aunque Gacy negó cualquier relación con Piest, la policía logró una orden de registro de su domicilio en la que se incautó el más completo arsenal de instrumentos de tortura jamás visto en la región. Pocos días hicieron falta para lograr que Gacy confesara y entregara a la policía un detallado plano del jardín de su casa, en el que había marcado los lugares donde yacían 28 los 33 cadáveres. En su declaración final, la vida del payaso asesino pareció sacada de una película de terror. Durante el juicio, Gacy aseguró que existían “cuatro John: el contratista, el payaso, el vecino y el asesino y constantemente respondía con las palabras de uno y de otro”. También declaró haber asesinado por primera vez en enero de 1972, cuando al clavar el cuchillo en el cuerpo de un joven y ver como la sangre brotaba del cuerpo, sintió una sensación de excitación, y esto comenzó a gustarle. También confesó que otras cinco víctimas habían sido arrojadas al río Des Plaines. El individuo más joven tenía solo 9 años y el mayor tenía cerca de 20. Ocho de las víctimas estaban tan descompuestas que nunca fueron identificadas.



El 6 de febrero de 1980 comenzó el juicio a Gacy en Chicago. Durante el juicio, se declaró no-culpable, alegando problemas en la cabecita. Sin embargo, su testimonio fue rotundamente rechazado, ya que se le realizaron estudios de orden mental, dando resultados negativos. Su abogado argumentó que John tenía lapsos de locura temporal en el momento de cada asesinato, pero antes y después, recobraba la normalidad para atraer y disponer de las víctimas.

En un momento del juicio, la defensa de Gacy intentó afirmar que los 33 asesinatos fueron muertes accidentales como parte de una asfixia erótica, pero el forense del condado de Cook demostró con evidencia que estas afirmaciones eran imposibles. Además, Gacy ya había confesado a la policía.

John Wayne Gacy fue hallado culpable el 13 de marzo y fue sentenciado a la pena de muerte. Fue ejecutado el 10 de mayo de 1994 en la penitenciaría Stateville en Chester, Illinois, por medio de una inyección letal. Su última cena fue: camarones, pollo frito, patatas fritas y fresas.

Sus últimas palabras antes de morir fueron: "Bésenme el culo" (sabias palabras, yo diría algo parecido), las cuales se las dijo a un guardia mientras era enviado a la cámara de ejecución.

Después de la inyección letal, el cerebro de Gacy fue extraído. Actualmente es propiedad de la Dra. Helen Morrison, quien entrevistó a John y a otros asesinos seriales en un intento por aislar los rasgos comunes en su personalidad. Los resultados revelaron que no había anormalidades. Los especialistas afirmaron que John no encajaba en ningún perfil psicológico propio de los asesinos en serie y que probablemente la razón de sus actos no se sabrá jamás. Durante el juicio, la Dra. Morrison apareció como testigo psiquiátrico y declaró que Gacy tenía "el maquillaje emocional de un infante" (Que vaya uno a saber que significa).

Durante los 14 años que pasó en prisión, Gacy solía pintar con óleo. Su tema favorito eran los payasos. Dijo que usaba su acto de payaso como álter ego. Sus pinturas incluyen imágenes de Blancanieves y del asesino en serie Jeffrey Dahmer (quien es un buen tema para otro post).

Muchas de las pinturas de Gacy fueron vendidas en una subasta luego de su muerte. Una de sus obras más famosas es la que aparece el cantante punk GG Allin, quien solía visitar a Gacy en prisión y con quien mantenía correspondencia hasta que falleció el 28 de junio de 1993. La pintura ahora es del hermano y bajista de Allin, Merle Allin. Una reproducción de la imagen en blanco y negro puede ser vista en la portada de la banda sonora del documental de GG Allin, Hated: GG Allin and the murder junkies.

Sus pinturas también han sido usadas como adorno del álbum de Acid Bath, When the kite string pops. Gacy hizo pinturas para el artista, músico y actor Glen Meadmore, con quien también mantuvo correspondencia por un tiempo. Un retrato de Meadmore, pintado por Gacy, aparece en la portada de su disco Hot, horny and born again.
Otra pintura de John Gacy pertenece a Dani Filth, de la banda metal Cradle of Filth. El cineasta John Waters también posee un cuadro de Gacy que, según él, está colgado en la habitación de huéspedes de su casa, "para que las visitas no se queden demasiado tiempo".En 1998, mientras se realizaban reparaciones en el estacionamiento trasero de la casa de la madre de Gacy, las autoridades encontraron restos de, al menos, cuatro personas más.
Quien fuera el abogado de Gacy durante el juicio, Sam Amirante, escribió un libro llamado “John Wayne Gacy: La defensa de un monstruo” en el que revela detalles de su defendido. Cuando se le preguntó si pensaba que Gacy hubiera asesinado nuevamente si su caso hubiese sido desestimado, Amirante no dudó: "Me dijo que iba a poner un segundo piso en su casa porque se quedó sin espacio para los cadáveres", le respondió el abogado. "Él no quería recorrer el camino por Joliet al río Des Plaines de nuevo para deshacerse de los cuerpos. Era capaz de hacerlo cómodamente entre los pisos de su casa", añadió el Abogado.
Amirante aún tiene los trajes de colores brillantes que Gacy vistió en la corte, su biblia y un retrato que Gacy le hizo.
Investigadores del caso dijeron al Chicago Tribune, en entrevistas realizadas en 1978, que Gacy usaba su experiencia como payaso para engañar a sus víctimas y asesinarlas. “Déjame enseñarte este truco, para librarte de las esposas” les decía y después, “ahora déjame enseñarte este otro truco”, y se ponía detrás de su víctima y la estrangulaba con una soga. En otras instancias, Gacy usaba una tabla de madera para apretar el cuello de sus víctimas hasta estrangularlas.
Si les gustó la historia de este loquito y quieren verla en pantalla; el actor Brian Dennehey interpreta a Gacy en la cinta ‘To Catch a Killer’. Y la pueden bajar, en caso de que sean unos ladrones sin corazón, desde acá.
Bueno, me voy a disfrazar de payaso y a regalar globos en el parque; “TODOOOOOS FLOOOOTAN”.
Fuentes:
http://www.asesinos-en-serie.com
http://es.wikipedia.org
http://www.vivelohoy.com
http://www.mundoparapsicologico.com/

viernes, 20 de abril de 2012

Como Dios manda

Todos los que tuvimos catequesis en el colegio o tomamos la comunión tuvimos que aprendernos de memoria los 10 mandamientos y entender que decían y por qué. Hoy, ya más grande y totalmente agnóstico me dan risa. Pero respeto a los creyentes de la religión que sea mientras no sean fanáticos intolerantes.


Volviendo al tema del día, cualquier persona con 2 dedos de frente verá que los mandamientos quedaron desactualizados algunos y nunca debieron ver la luz otros.


El primer detalle que me llama la atención es que los 10 mandamientos no son los mismos para cristianos, judíos y protestantes; lo cual me lleva a pensar que, o bien, no eran tan claros de movida sino que eran complejos y luego los simplificaron, o que Moises estaba frente a la multitud y los del fondo no veían bien lo que decían las placas y más o menos interpretaron lo que les parecía; esas diferencias, con el tiempo derivaron en las que tienen hoy (y provocan muchas guerras boludas). También es posible, que Dios nunca apareció y lo decidieron unos tipos con poder; y después, bueno, tuvieron discrepancias, vieron como es el poder…


Pero vamos a los hechos (?). A continuación, los 10 mandamientos según cada credo y mi irrespetuosa interpretación de cada uno. Si se sienten ofendidos… ¡A LLORAR A LA IGLESIA! (¡Cuaaaa!).


(CATÓLICOS) Amarás a Dios sobre todas las cosas / (PROTESTANTES) No tendrás Dioses ajenos delante de mí / (JUDÍOS) "Yo soy el Eterno, tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud": A simple vista, para los hebreos no hay una ORDEN, simplemente Dios te recuerda quien es y que hizo por vos. Muy maradoniano de su parte. El protestante te deja tener otros dioses pero siempre que entiendas que ÉL es el jefe, copado. El católico es claro y conciso, tu amor soy yo, no podés amar a nadie más que a mí, polémico; nunca se debe haber enamorado.


(CAT) No tomarás el nombre de Dios en vano / (PRO) No te harás imagen, ni ninguna semejanza (...); No te inclinarás a ellas, ni las honrarás / (JUD) No tendrás ni reconocerás a otros dioses en mi presencia fuera de mí. No te harás una imagen tallada ni ninguna semejanza de aquello que está arriba en los cielos ni abajo en la tierra ni en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos ni los adorarás, pues yo soy el Eterno, tu Dios, el único Dios, quien tiene presente el pecado de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación con mis enemigos; pero quien muestra benevolencia con miles de generaciones a aquellos que me aman y observan mis preceptos": El católico sigue siendo claro, no me llames por cualquier boludez. El protestante y el judío dicen que no hagan imágenes que lo representen. Después el hebreo se va por las ramas; pero me sorprende que no hayan visto el negocio de las estampitas, collarcitos y demás merchandising.


(CAT) Santificarás las fiestas / (PRO) No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano / (JUD) "No tomarás para jurar en el nombre del Eterno, tu Dios, en vano, pues el Eterno no absolverá a nadie que tome su nombre en vano": El 2 de los católicos es el 3 de los otros 2 pero con unas pequeñas diferencias. Y el judío es más extremo, jurás por Dios y cagaste. Estamos condenados… todos. Me cago en Dios.


(CAT) Honrarás a tu padre y a tu madre / (PRO) Acuérdate del día de reposo para santificarlo (El Sabath, o Sábado) / (JUD) "Recuerda el día de shabat, para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu labor; mas el séptimo día es shabat para el Eterno, tu Dios; no harás ninguna labor, tú, tu hijo, tu hija, tu esclavo, tu sirvienta, tu animal y tu converso dentro de tus puertas, pues en seis días el Eterno hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el séptimo día. Por eso, el Eterno bendijo el día de shabat y lo santificó": Vemos que es culpa de los católicos que trabajemos los sábados. Y encima a todo lo que diga papá tenemos que darle la razón. Interesante que los judíos puedan tener esclavos y sirvientes.


(CAT) No matarás / (PRO) Honra a tu padre y a tu madre  / (JUD) "Honra a tu padre y tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Eterno, tu Dios, te da": A esta altura empiezo a creer que los católicos sacaron uno de los de arriba para agregar uno abajo que nos complique la vida. Lo de no matar tiene mucho sentido, de hecho tendría que ser el primero o segundo.


(CAT) No cometerás actos impuros. / (PRO) No matarás. / (JUD) "No asesinarás al inocente": Lo de actos impuros no me queda claro pero seguro que lo aclaran los otros en el próximo mandamiento. Lo loco es que si sos judío podés matar a quien creas culpable ¿o no?


(CAT) No robarás / (PRO) No cometerás adulterio / (JUD) "No cometerás adulterio": AAAH! Esos eran los actos impuros. El infierno debe estar lleno entonces; por otro lado, lo de no robar también tendría que estar más arriba.


(CAT) No dirás falsos testimonios ni mentirás / (PRO) No hurtarás / (JUD) "No robarás": Lo de las mentiras nos manda a todos al infierno, lo de robar es un clásico; pero los protestantes condenan el hurto nomás, un robo bien planeado es ¿premiado? ¿O ellos inventaron lo de “homenaje”?


(CAT) No consentirás pensamientos ni deseos impuros / (PRO) No hablarás contra tu prójimo falso testimonio / (JUD) "No brindes contra tu prójimo falso testimonio": Que problemita no resuelto que tienen los católicos con el tema de la impureza. ¿Cómo carajos me van a ordenar no desear ciertas cosas? ¿Quién puede controlar los deseos? Que una vez que el deseo aparezca uno lo reprima es oooootro tema. Pero no se puede no desear.


(CAT) No codiciarás los bienes ajenos / (PRO) No codiciarás / (JUD) "No codiciarás los bienes ajenos": Se pusieron de acuerdo en el final. Igual, seguro que secretamente se codiciaban los mandamientos entre sí.


Por lo que vemos, los 10 mandamientos están obsoletos o son obvios, como no robar o no matar. Pero bueno, supongo que la mayoría de la gente creyente vive todo esto a su manera, como los no creyentes, que nos movemos por la vida no por miedo a la ira del dios sino con sentido común y respeto por los demás.


lunes, 9 de abril de 2012

Historia de dos personas que se conocieron una fiesta

Manuel es de esas personas que se aburren en las fiestas. No es que necesariamente la pase mal; sino que mientras todos bailan un poco copeteados, él se queda sentado en la mesa observando y pensando.
Nunca falta una prima fiestera que pasa y lo agarra del brazo para que se levante y se convierta en un vagón más del intolerable trencito. Pero Manuel, con su experiencia en múltiples fiestas, ya sabe sentarse estratégicamente para que esto no sucede, si así y todo, llegará a darse esa situación, él siempre tiene la excusa perfecta para mantener su lugar, estoico e inmutable.
Manuel acepta su papel fiesteril con altura y orgullo. Él ve cada fiesta como una película de Hollywood de esas con fondos croma y efectos especiales a roletes. Hay unos personajes protagonistas, que pueden ser los novios o la quinceañera de turno; unos personajes secundarios cuyo papel es generalmente interpretado por los familiares más cercanos o los mejores amigos de los protagonistas. También hay una serie de extras y personajes de relleno que están para que todo no se vea vacío. El guión es siempre parecido. La historia de amor y/u odio que llevó a la ¿feliz? pareja a tomar semejante decisión o a veces, generalmente en los cumpleaños de 15, no hay un guión muy claro y la película transita por diferentes historias laterales muy chiquitas y poco interesantes, salvo honrosas excepciones.
En este reparto de papeles, Manuel es "el aburrido que no baila" y es el mejor intérprete, con sus 24 años y su escasa experiencia en relaciones amorosas, casi un cliché. Como no hay papeles chicos o papeles grandes, sino buenos actores o malos actores, esta película vamos a centrarla en su personaje.
Durante todas las rondas de baile que se suceden a lo largo de los festejos, por la cabeza de Manuel pasan diferentes cosas. A veces se siente un boludo por no poder disfrutar igual que todo el resto del elenco; otras veces se siente superior al no entregarse a esos ritmos estridentes y alienantes que transforman al resto de subnormales en robotitos con los circuitos quemados. En otras ocasiones su mente divaga por cualquier lado o simplemente intenta dilucidar si las luces y los lasers hacen un recorrido al azar o tienen un complejo algoritmo que se repite cada X cantidad de tiempo o beats de la música.
Manuel, como se imaginarán, es callado y un poco tímido. Pero no le molesta hablar de cualquier tema con gente de confianza o que él considera muy inteligente. De más está decir que Manuel no es un personaje común.
La fiesta en la que comenzó esta historia se desarrollaba en una carpa ubicada en una quinta. No había nada de particular en lo referente a la celebración. Se casaba una pareja de amigos no demasiado cercanos pero tampoco demasiado lejanos. Iban compañeros de trabajo en la misma situación que Manuel y estaban en la misma mesa.
Un poco alejada de la carpa principal había una segunda carpa, más pequeña y con silloncitos, supone este cronista y también Manuel que para poder alejarse un poco del ruido de la música cuando la fiesta estuviera en su cenit y la gente un poco agotada. Igual, el objetivo real de esa segunda carpa, para nuestro protagonista era "esconderse" allí durante los bailongos.
Dicho y hecho, cuando en la tercera tanda danceril una compañera de trabajo andaba arriando gente de las mesas, Manuel rápidamente tomó su vaso y se alejó caminando hacia la carpa suplente. Con gran éxito se acomodó en una punta del sillón más chico y se puso a pensar en cosas.
Es justo acá, donde entra en escena el segundo protagonista. Porque mientras Manuel pensaba en cosas, Sofía, con sus zapatos en la mano, se acercaba en puntas de pie por el frío rocío nocturno a la carpa B, en busca de un poco de silencio y paz.
Sofía es una típica joven de 22 años que estudia diseño de algo, es inteligente y simpática pero no le caben las boludeces. Es seria, tiene las ideas claras y hace lo que quiere, cuando quiere y sin depender de nadie. Por lo cual, no necesita tantas explicaciones ni detalles como el otro personaje. Es a simple vista, por así decirlo, normal.
Al ver venir a Sofía, se encendió en Manuel, una luz de esperanza. Le gustó cuando la vio de lejos y mucho más cuando se sentó en el sillón contiguo y lo saludó con un "Hola". Manuel se limitó a un "Hola ¿Qué tal?" y nada más. Nunca sabe cómo romper el hielo y teme con el alma que cualquier palabra de más que salga de su boca sea oída como la mayor estupidez de la historia de la humanidad, ya le pasó varias veces.
Sofía se masajeaba un poco los pies sin mirar a Manuel. Él, por su parte, tomaba tragos cortos mientras pensaba algo mínimamente lógico para destrabar ese silencio casi ridículo. La ayuda vino desde la cabina del DJ. Sonaba "Celebration"; Manuel, lleno de dudas dijo "A este tema siempre se le pega Funky Town". Sofía lo miro, no esperaba iniciar una conversación, pero por esas cosas del destino "Funky Town" tomó el centro de la escena y Sofía le sonrió a Manuel e inmediatamente se presentó, tras lo cual él hizo lo propio. Ella preguntó si era amigo del novio o de la novia, Manuel dijo que era compañero de trabajo del novio y le preguntó lo mismo a ella, que resultó ser prima segunda de la recién casada. Manuel dejó que Sofía liderara la conversación para así asegurarse de no decir tantas estupideces. Las cosas iban bien, ella se pasó al sillón en el que estaba Manuel. La charla se fue hacia el lado de la tecnología que él dominaba bastante y particularmente a los celulares, ya que Sofía estaba pensando en cambiar el suyo y Manuel tenía uno nuevo y muy groso. Se lo prestó a Ella para que lo vea y todo iba como por un tubo. Pero los temas empezaban a agotarse.
Manuel, ante el primer silencio incómodo tuvo que usar su comodín. "¿Querés tomar algo?" le preguntó, y ante la respuesta afirmativa de Sofía se fue hasta la barra y buscó un par de tragos mientras pensaba como podía hacer para pedirle el teléfono o mail o twitter o facebook o la dirección o algo para que la relación no terminara antes de empezar. También a raíz de eso, pensó en como harían sus amigos más mujeriegos en esas situaciones, pero sabía la respuesta a eso: ellos simplemente lo piden. Malditos.
Mientras volvía a la carpa con los tragos y veía que Sofía seguía ahí y que además seguía sola, supo que tenía que arriesgarse y hacer todo lo posible para que siguieran en contacto. Después de todo aunque sea un poco le debo interesar, pensó.
Llegó, le dio su trago y ella volvió a tomar el control de la charla, lo cual, en cierta forma tranquilizó a Manuel. Mientras contestaba y re-preguntaba, trataba, sin éxito de dirigir la conversación hacia algún lado que le permitiera aunque sea sugerir la posibilidad de volverse a ver.
De pronto, el horror.
Tres amigos de Manuel se acercaban a la carpa, SU carpa. Trató de ignorar pero no pudo. Llegaron “con bombos y platillos” y pusieron fin a aquella tarea fina y estratégica que estaba realizando con aquella chica. El clima en el lugar cambió, sus amigos lo interrumpían y cuestionaban acerca de Sofía y él contestaba con evasivas. Sofía, simpática como es, trató de soportarlos, luego se puso los zapatos y le dijo a Manuel que tenía que buscar a su tía o algo así.
Se alejó de la carpa ante la decepción de Manuel. El odio hacia sus amigos, en ese momento era inocultable; ellos nunca se dieron cuenta igual. Es una de las consecuencias del alcohol en sangre. Manuel, se quedó tirado en el sillón masticando su bronca, no les dijo nada porque los creyó capaces de ir a buscar a Sofía e incluso anunciar por altoparlantes su amor hacia la chica. Ni bien se enfrió un poco de todos esos pensamientos salió de la carpa y se dirigió a su mesa. Ya era hora del postre.
Mientras comía sin mucho interés el helado de crema americana buscó con la vista a Sofía por el salón pero no la encontró. Terminó de comer el helado. Estaba triste, visiblemente triste. Sabía igual que nadie lo notaría, por esa cosa del alcohol en sangre y porque la gente que estaba con él en esa mesa, no era especialmente perceptiva.
Vino una nueva sesión de baile pero ya ni se preocupó en ocultarse. Es más, estaba dispuesto a contestar violentamente ante una propuesta de "unirse a la joda". Nada ocurrió, él se quedó allí una hora interminable, levantando de vez en cuando la vista en busca de chicas que pudieran ser Sofía pero no la vio. “Se habrá ido”, pensó. “Buscaba a la tía para irse, y ya no tengo la más mínima chance de encontrarla” se convenció finalmente.
Terminado el baile, esperó que los recién casados se sentaran en su mesa, la “1”, se acercó a ellos, los saludó con la mejor cara que su dolor le permitió y fue hacia la puerta sin mirar atrás. Sin despedirse de ninguna otra persona, ni de sus compañeros de mesa, ni de sus compañeros de trabajo, ni de sus amigos que le arruinaron la oportunidad de su vida.
Ni bien salió del salón empezó a caminar hacia la puerta de la quinta con la idea de tomarse un taxi, escuchó a sus espaldas unos taquitos apresurados, no se dio vuelta para no desilusionarse. "Manuel" dijo la dueña de los taquitos, ¿era la voz de Sofía? Le dio un vuelco el corazón y giró lentamente. La vio, con una sonrisa hermosa y unos ojos tiernos. La vio y no dijo nada. Espero, una vez más que ella hablara, más que nada porque estaba sorprendido y anonadado y las palabras se le entremezclaban en el lóbulo frontal.
"Anotá mi celular. Bah, si querés. La pase bien hablando con vos" dijo Sofía; Manuel sacó su celular disimulando el tembleque y le dijo "Yo también la pasé bien". Anotó el teléfono de Sofía y se lo preguntó dos veces más para asegurarse de haberlo escrito bien.
Se despidieron, y Sofía lo beso en la mejilla. Ella volvió a la fiesta y él siguió su camino. El odio que lo aquejaba se había transformado en felicidad inmensa y alegría incontenible.
 Llegó a la calle con una sonrisa de oreja a oreja. Empezó a caminar sin rumbo y a pensar cuando sería apropiado llamar a la chica más hermosa del mundo.