martes, 26 de agosto de 2014

Holly-good

Fue Lost la primera serie en despertar un fanatismo desmedido entre sus seguidores. Y más allá de su final polémico, más allá de si artísticamente fue buena o mala, a los productores, a los que manejan la tarasca de Hollywood, no les pasó desapercibida la locura popular. Tomaron nota y actuaron en consecuencia. Y gracias a internet, los que no la vimos desde el principio, pudimos bajarnos los primeros capítulos y después enganchar con las nuevas temporadas.
Estuvieron algunos años buscando "La nueva Lost". Usaron internet, redes sociales, contenidos exclusivos. Fracasaron una y otra vez, buscando el éxito mágico. Y allá por 2010 se empezó a hablar de una serie de un pelado con cáncer que se ponía a fabricar drogas. Un programa que llevaba ya dos temporadas al aire. Que solamente intentaba, sin pretensiones, contar una historia, y hacerlo lo mejor posible. Con personajes fuertes, interesantes y humanos. Y gracias a internet, los que no la vimos desde el principio, pudimos bajarnos los primeros capítulos y después enganchar con las nuevas temporadas.
Por su lado HBO se dedicaba a los dramas históricos, épicos, con grandes actores y mucha producción. Haciendo cosas de calidad, pero para un nicho, los abonados, los que pagan. Funciona, sí. Pero pierde millones con esos delincuentes inmorales que nos bajam… que se bajan torrents. Un modelo de negocios que pronto dejará de rendirles, si no se modernizan. Aunque estoy seguro que muchos se suscribieron para ver Game Of Thrones antes que nadie, después de bajarse las primeras temporadas desde The Pirate Bay.
Mientras tanto, por otro lado, crecía Netflix, oh precioso Netflix. La única que entendió que la gente quiere decidir qué, cuándo, dónde y cuánto ver. Un capítulo, dos, tres, todos… Manejalo.
Y después empezó a producir sus propias series. House of Cards es el primer éxito rotundo íntegramente internetiano. Sin pantalla en la vieja televisión. Y es buenísima.
Por $100 al mes podés ver una gran variedad de cosas, sin comerte propagandas, ni depender de los horarios, o tener que acordarte de grabar. Ideal además para poner de fondo en lugar de las horribles noticias diarias. La primera temporada me la bajé, pero después decidí que por ese precio sí convenía suscribirme. Haces tres clicks y ya estás viendo lo que querés, en HD y sin andar escarbando por subtítulos.
En resumen: el éxito inmediato no existe. Las series exitosas tienen mucho drama, acción, toques de humor, personajes creíbles y queribles, un malo a quien odiar, y suerte. Eso también influye. No hay fórmulas mágicas.
Y unos señores de traje, allá en California se dieron cuenta:  las películas mainstream (las de los cines) estaban perdiendo popularidad. La gente tenía todas estas variantes en sus enormes televisores FullHD con sonido 5.1. ¿Para qué molestarse en ir al cine si las películas eran todas iguales?
Primero apuntaron a hacer todas las películas PG-13. Así aumentaban el rango de público. Eso hizo que todos los adultos huyeran de las salas. Pero a ellos no les importó: Los teens gastan más que los vejetes. Entonces tuvieron una idea genial (para seguir enriqueciéndose).
Empezaron a filmar… series.
Los superhéroes de Marvel se cruzaban entre sí. Si veías Hulk, convenía ver Iron Man, y esa se enganchaba con Thor. Pero a su vez se podían ver independientemente, entonces después se unían todos en The Avengers. Mejor ir con toda la data.
Funcionó: las películas de superhéroes lideran las salas. Ahora DC va por la misma senda. El CEO debe querer imitar a su rival con un copy-paste. Esperemos que los que están por debajo marquen errores y mejoren los detalles de Marvel. La saga de Batman es genial. Es oscuro, permite un público adulto sin abandonar a los adolescentes. Esa es la línea que queremos. Lo de entrelazar las tramas tiene un punto en contra: el que se quedó afuera de las primeras, puede no tener ganas de ver todo antes del próximo estreno, y prefiere quedarse afuera de la saga y ver otra cosa. Tienen que avisarles que los detalles que se pierden no son clave. No, como hacen ahora, lo contrario, para que vayas y te compres las anteriores.
La radio no mató al periódico, la tele no mató a la radio, internet no matará ni al cine ni a la TV. Pelearán hasta que se adapten a la simbiosis y encuentren la manera de convivir, mejorando el producto. Así ganamos nosotros, los espectadores.
Y por favor, señores de Hollywood, dejen de luchar contra la piratería. Adóptenla, manéjenla, úsenla a su favor.

¡Es promoción para el próximo film!