Fue Lost la primera serie en
despertar un fanatismo desmedido entre sus seguidores. Y más allá de su final
polémico, más allá de si artísticamente fue buena o mala, a los productores, a
los que manejan la tarasca de Hollywood, no les pasó desapercibida la locura
popular. Tomaron nota y actuaron en consecuencia. Y gracias a internet, los que no la vimos desde el principio, pudimos
bajarnos los primeros capítulos y después enganchar con las nuevas temporadas.
Estuvieron algunos años buscando
"La nueva Lost". Usaron internet, redes sociales, contenidos
exclusivos. Fracasaron una y otra vez, buscando el éxito mágico. Y allá por 2010
se empezó a hablar de una serie de un pelado con cáncer que se ponía a fabricar
drogas. Un programa que llevaba ya dos temporadas al aire. Que solamente
intentaba, sin pretensiones, contar una historia, y hacerlo lo mejor posible.
Con personajes fuertes, interesantes y humanos. Y gracias a internet, los que no la vimos desde el principio, pudimos
bajarnos los primeros capítulos y después enganchar con las nuevas temporadas.
Por su lado HBO se dedicaba a los
dramas históricos, épicos, con grandes actores y mucha producción. Haciendo
cosas de calidad, pero para un nicho, los abonados, los que pagan. Funciona,
sí. Pero pierde millones con esos delincuentes inmorales que nos bajam… que se
bajan torrents. Un modelo de negocios que pronto dejará de rendirles, si no se
modernizan. Aunque estoy seguro que
muchos se suscribieron para ver Game Of Thrones antes que nadie, después de
bajarse las primeras temporadas desde The Pirate Bay.
Mientras tanto, por otro lado,
crecía Netflix, oh precioso Netflix. La única que entendió que la gente quiere
decidir qué, cuándo, dónde y cuánto ver. Un capítulo, dos, tres, todos…
Manejalo.
Y después empezó a producir sus
propias series. House of Cards es el primer éxito rotundo íntegramente internetiano.
Sin pantalla en la vieja televisión. Y es buenísima.
Por $100 al mes podés ver una gran
variedad de cosas, sin comerte propagandas, ni depender de los horarios, o
tener que acordarte de grabar. Ideal además para poner de fondo en lugar de las
horribles noticias diarias. La primera
temporada me la bajé, pero después decidí que por ese precio sí convenía suscribirme.
Haces tres clicks y ya estás viendo lo que querés, en HD y sin andar
escarbando por subtítulos.
En resumen: el éxito inmediato no
existe. Las series exitosas tienen mucho drama, acción, toques de humor,
personajes creíbles y queribles, un malo a quien odiar, y suerte. Eso también
influye. No hay fórmulas mágicas.
Y unos señores de traje, allá en
California se dieron cuenta: las
películas mainstream (las de los cines) estaban perdiendo popularidad. La gente
tenía todas estas variantes en sus enormes televisores FullHD con sonido 5.1.
¿Para qué molestarse en ir al cine si las películas eran todas iguales?
Primero apuntaron a hacer todas
las películas PG-13. Así aumentaban el rango de público. Eso hizo que todos los
adultos huyeran de las salas. Pero a ellos no les importó: Los teens gastan más
que los vejetes. Entonces tuvieron una idea genial (para seguir enriqueciéndose).
Empezaron a filmar… series.
Los superhéroes de Marvel se
cruzaban entre sí. Si veías Hulk, convenía ver Iron Man, y esa se enganchaba
con Thor. Pero a su vez se podían ver independientemente, entonces después se
unían todos en The Avengers. Mejor ir con toda la data.
Funcionó: las películas de
superhéroes lideran las salas. Ahora DC va por la misma senda. El CEO debe
querer imitar a su rival con un copy-paste. Esperemos que los que están por
debajo marquen errores y mejoren los detalles de Marvel. La saga de Batman es
genial. Es oscuro, permite un público adulto sin abandonar a los adolescentes. Esa
es la línea que queremos. Lo de entrelazar las tramas tiene un punto en contra:
el que se quedó afuera de las primeras, puede no tener ganas de ver todo antes
del próximo estreno, y prefiere quedarse afuera de la saga y ver otra cosa.
Tienen que avisarles que los detalles que se pierden no son clave. No, como
hacen ahora, lo contrario, para que vayas y te compres las anteriores.
La radio no mató al periódico, la
tele no mató a la radio, internet no matará ni al cine ni a la TV. Pelearán
hasta que se adapten a la simbiosis y encuentren la manera de convivir,
mejorando el producto. Así ganamos nosotros, los espectadores.
Y por favor, señores de Hollywood, dejen de luchar contra la piratería.
Adóptenla, manéjenla, úsenla a su favor.
¡Es promoción para el próximo
film!
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