Siempre me llamó la atención la admiración que producen las
bandas de la movida tropical. Creo que para que eso suceda se conjugan varias
cuestiones. Para empezar, los promotores tienen un circuito y una mecánica muy
bien armada donde todo queda en manos de unos pocos y los "artistas"
son explotados a más no poder. De ahí se desprende una de las razones de la
poca durabilidad de las bandas. Ya que muchas no soportan el ritmo y por eso
unas pocas terminan dando el salto.
Además, para dar ese salto tenés que tener algo más que unas
letras genéricas sobre "la mina que te dejó" y de cómo "tu
hermano murió en un enfrentamiento con los azules".
Otra razón para que sean tan exitosas, es la identificación.
El público sabe que el tipo que está arriba del escenario siendo aplaudido
salió de un lugar tanto o más bajo que de donde ellos viven. Por lo tanto ven,
que ellos también podrían llegar ahí. Además, "el arte" tiene un
vuelo bajo cuyo mensaje les llega perfecto y se capta rápido.
Algo más profundo sería "aburrido" y demasiado
"para pensar". Lo inmediato es más accesible y la gratificación es
instantánea.
Otro símbolo del bajo vuelo de estos grupos es la violencia
que se genera entre los seguidores. Cuando lo que está arriba del escenario no llena,
el público se siente obligado a mejorar el espectáculo. Y lo más emocionante
que hay para hacer es cagarse a trompadas; o llevarse una minita, pero no todos
tienen tanta suerte.
De todas formas, no quiero cargar todas las tintas contra la
cumbia. Esto se ve también en el teatro de revista. Cuando las vedetongas ya experimentadas
ven amenazado su reinado por alguna joven en ascenso, empiezan a tirar
currículum en todos los programas; como si fueran grandes genios de la física
nuclear. Hay mucho de baja autoestima en eso. Como sé que no puedo dar mucho
más que lo que di, empiezo a denostar a mis rivales (aunque por ahí sean
compañeras), para seguir estando en la cima. Las que se dan cuenta cuando
llegaron al límite, dan el paso y se convierten en productoras. Pero eso no es
para cualquiera.
Si realmente sos un talentoso, no te importa que a los demás
les vaya bien. Es más, disfrutás de su performance o de su arte. O te alejás y
lo dejás ser. Salvo que seas el de Oasis, que es un calentón, pero bueno, eso
es otro tema.
Es difícil tener confianza en lo que uno hace. Pero eso no
significa que tengas que defenderlo atacando al resto. Y si la gente eligió
eso otro, en vez de lo tuyo, mala suerte. Tampoco vamos a meternos con el gusto
del público.
Lo popular no siempre es lo mejor. Creo que la búsqueda de
la perfección es más importante que la búsqueda desesperada del aplauso. Me
parece, que ser sincero con uno mismo, por más que eso disguste a otros, es el
objetivo final. Si eso lleva al éxito, buenísimo. Si alcanzó para que al menos
un par de tipitos se interesen y piensen, o simplemente disfruten, de todas
formas, habremos cumplido nuestra meta.
El camino corto es tentador, pero el largo es mucho más
gratificante.
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